Pensando al DirCom Global


Jenga, El Juego del Emprendedor

El emprender en América Latina es sin duda algo admirable. Nuestros países viven marcados por inestabilidades políticas, crisis económicas, mercados imperfectos, controles gubernamentales siempre cambiantes, etc. En nuestros entornos de negocio, parece nunca ser el momento para arrancar una iniciativa productiva. A pesar de ello, de acuerdo al estudio realizado por el Global Entrepeneurship Monitor para 2012, sólo 28% de los encuestados en América Latina expresó que su “miedo al fracaso” era la razón para no comenzar un negocio.

Nuestra disposición a arriesgarnos, y la creatividad que nos caracteriza (muchas veces irreverente), da a los emprendedores latinoamericanos la fuerza para dar ese primer paso y crear un proyecto exitoso.

Pero la idea surgida es sólo la primera pieza de un rompecabezas retador y maravilloso. Convertir esa necesidad que detectamos en el mercado, en un negocio verdaderamente productivo y económicamente viable, es como la construcción paulatina de una torre con muchas piezas; emprender se parece a mucho a jugar Jenga.

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Siempre debemos estar conscientes que aunque tengamos muchas piezas, apilarlas de manera desordenada hará que tal vez nuestra torre crezca, pero eso sólo hasta cierto punto, cuando  nuestra torre se vendrá irremediablemente abajo. Este tipo de incidentes ocurre en muchos emprendimientos, una vez que se decide crecer sin tener soporte organizacional o una estrategia con objetivos claros, que vienen a ser como los cimientos de nuestra torre. A todos nos ha pasado en el Jenga que movemos una pieza vital de “recursos” de la base, y terminamos perdiendo la partida.

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Como el Jenga, el emprender se juega en equipo. La persona o grupo que haya tenido la idea del negocio, el primer y más importante bloque de la torre, será siempre quien decida su forma y orientación, pero no podrán crear sus bases sin la participación de otras personas, sean estos miembros del equipo o asesores externos especializados. Sólo gracias a un equipo comprometido, con pertenencia hacia la naciente marca del emprendimiento, podrán construirse y mejorarse los procesos de nuestra Cadena de Valor. Además, es siempre necesario conseguir la orientación especializada de otros profesionales, que se desempeñen en áreas que bien no son esenciales para nuestra cadena de valor o no tienen un carácter permanente. Contando con un bosquejo inicial de nuestro equipo y de esta suerte de consejo asesor, podremos absorber todo lo necesario de la etapa inicial del emprendimiento, que como nos cuenta Javier Megias, se caracteriza por el aprendizaje más que por la rentabilidad.

El DirCom o quien haga sus veces, juega acá un papel importantísimo, como comento desde mi primer post.  De acuerdo a El Mandato de Melbourne, un profesional de las comunicaciones y la estrategia, comienza asegurándose de contar con una organización sólida. Es bastante común el que deba referir a otros expertos, que puedan orientar en aspectos base como la Personalidad Jurídica ideal según el tipo de negocio, o en  métodos de producción, procesos administrativos, recursos humanos, etc.

Incluso cuando seguimos las reglas básicas de nuestro particular juego de Jenga, siempre cabe la posibilidad de que la torre se nos venga abajo, tal vez porque cambiamos una pieza de manera equivocada, o hasta porque la mesa donde se encontraba, se movió inesperadamente. El camino al éxito, no es nada recto, y es algo que afortunadamente muchos emprendedores han entendido.  Aunque no he estado envuelto directamente, podría mencionar con orgullo el éxito de proyectos tan diversos como Yenny Bastida, Proyecto Cardigans o Pollito Inglés, a quienes he visto encontrar en el aprendizaje y en equipos multidisciplinarios, partidas exitosas de Jenga.

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Lo importante, es que estemos siempre preparados para reconstruir nuestra torre si llega a caerse, y con humildad encontremos la disposición de volver a comenzar. Esto, hasta encontrarle la forma en que mejor se engranen la necesidad del entorno y la propuesta emprendedora.

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